2008-10-30
EL CORREO ETA DIARIO VASCO-K ARGITARATUTAKOARI ERANTZUNEZ
El 25 de octubre de 2008 se señala en su periódico que “El gobierno vasco utiliza datos sesgados del alumnado del modelo D que domina el euskara” basándose en datos de las pruebas del nivel B2 de Euskara. Los datos e informaciones que aportan en su artículo proceden de una información elaborada por CCOO, plagada de errores y lecturas equivocadas del Informe B2. Por ello, como responsables técnicos de la elaboración de dicho Informe queremos aclarar los siguientes puntos:
1. No es cierto, como se señala en su información, que “la mayoría de los escolares de 4º de ESO que hicieron el examen pertenecían a colegios ubicados en pueblos euskaldunes”. Según el mapa lingüístico elaborado por el EUSTAT en 2001, que se utilizó como base del Informe B2 y que también fue empleado por el Consejo Escolar de Euskadi en su Informe escolar 2000-2004, la realidad es justamente la contraria: el 41,1% de todo el alumnado escolarizado en los modelos B y D en 4º de la ESO vivía en zonas con más de un 63% de vascófonos y casi vascófonos; sin embargo, sólo el 32,2% del alumnado que formaba parte de la muestra seleccionada para hacer la prueba B2 vivía en este tipo de entorno sociolingüístico. El error procede de una equivocada y parcial lectura de los datos del Informe B2 (http://www.isei-ivei.net/cast/pub/B2CAST.pdf).
2. El alumnado del modelo A no realizó la prueba porque, debido a que su competencia lingüística quedaba muy distante del nivel de referencia B2, los ítems pilotados no discriminaban dentro del alumnado de este modelo. Sin duda, puede ser una decisión discutible, pero está avalada con datos, confirmados además por los resultados de la prueba B1 aplicada en 6º de E. Primaria, donde tampoco ningún alumno del modelo A superó la prueba.
3. Es completamente falso que, como se señala en su información, “se seleccionó a 243 alumnos para hacer la prueba oral de entre los 563 que aprobaron el escrito”. Los alumnos y alumnas que realizaron la parte oral fueron seleccionados previamente a la realización de la prueba escrita y además se hizo de forma aleatoria entre todo el alumnado de la muestra B2. Este error hubiese sido fácilmente subsanable sólo con leer, entre otras, la página 35 del Informe B2 donde se indica que, entre quienes realizaron la prueba oral, 129 no superaron la parte escrita. De este error proceden muchos otros presentes en su información.
4. Es evidente, como se señala en el propio Informe B2, que el valor de la submuestra de la prueba oral no es representativo del alumnado escolarizado en los modelos B y D, pero en ninguno de sus informes oficiales el Consejo Escolar de Euskadi ha puesto en cuestión la validez de los resultados, como se expresa en la información publicada en su diario. El Consejo únicamente señala en la página 122 de su Informe 2000-2004 que “la significatividad de los resultados (de la prueba oral) es más limitada (que el resto de los datos)”
5. Lo que puede dar una cierta validez a los resultados de la prueba oral es la alta correlación que se da entre los resultados del alumnado con y sin prueba oral, tal y como se explica en el Informe B2. Por lo tanto, es una tergiversación completa afirmar, como se hace en su información, “que sólo un modesto 11% de los escolares de la línea D supera el examen oral”, como también lo es afirmar que el alumnado que no ha hecho la prueba oral no ha superado el nivel B2.
Finalmente, queremos hacer constar como técnicos del Instituto Vasco de Evaluación dos reflexiones: por un lado, creemos que muchos de los errores de su información se hubiesen podido solucionar si previamente se hubiese preguntado o se hubiese leído el Informe, en vez de aceptar sin contrastar una información plagada de errores y datos tergiversados; y por otro lado, como institución pública aceptamos que podemos y debemos ser criticados cuando cometemos errores, pero no creemos que pueda descalificarse nuestro trabajo sin datos y lanzando la sospecha de que como técnicos de evaluación nos dejamos manipular o sesgamos los resultados, algo que nunca podríamos aceptar y que nunca ha ocurrido.
Los responsables técnicos de la elaboración del Informe B2 del ISEI-IVEI:
- Francisco Luna Arcos.
- Eduardo Ubieta Muñuzuri.
- Arrate Egaña Giménez
- Trinidad Rubio Carcedo.
- Cristina Elorza Ibañez de Gauna.
- Alfonso Caño Reyero.
1. No es cierto, como se señala en su información, que “la mayoría de los escolares de 4º de ESO que hicieron el examen pertenecían a colegios ubicados en pueblos euskaldunes”. Según el mapa lingüístico elaborado por el EUSTAT en 2001, que se utilizó como base del Informe B2 y que también fue empleado por el Consejo Escolar de Euskadi en su Informe escolar 2000-2004, la realidad es justamente la contraria: el 41,1% de todo el alumnado escolarizado en los modelos B y D en 4º de la ESO vivía en zonas con más de un 63% de vascófonos y casi vascófonos; sin embargo, sólo el 32,2% del alumnado que formaba parte de la muestra seleccionada para hacer la prueba B2 vivía en este tipo de entorno sociolingüístico. El error procede de una equivocada y parcial lectura de los datos del Informe B2 (http://www.isei-ivei.net/cast/pub/B2CAST.pdf).
2. El alumnado del modelo A no realizó la prueba porque, debido a que su competencia lingüística quedaba muy distante del nivel de referencia B2, los ítems pilotados no discriminaban dentro del alumnado de este modelo. Sin duda, puede ser una decisión discutible, pero está avalada con datos, confirmados además por los resultados de la prueba B1 aplicada en 6º de E. Primaria, donde tampoco ningún alumno del modelo A superó la prueba.
3. Es completamente falso que, como se señala en su información, “se seleccionó a 243 alumnos para hacer la prueba oral de entre los 563 que aprobaron el escrito”. Los alumnos y alumnas que realizaron la parte oral fueron seleccionados previamente a la realización de la prueba escrita y además se hizo de forma aleatoria entre todo el alumnado de la muestra B2. Este error hubiese sido fácilmente subsanable sólo con leer, entre otras, la página 35 del Informe B2 donde se indica que, entre quienes realizaron la prueba oral, 129 no superaron la parte escrita. De este error proceden muchos otros presentes en su información.
4. Es evidente, como se señala en el propio Informe B2, que el valor de la submuestra de la prueba oral no es representativo del alumnado escolarizado en los modelos B y D, pero en ninguno de sus informes oficiales el Consejo Escolar de Euskadi ha puesto en cuestión la validez de los resultados, como se expresa en la información publicada en su diario. El Consejo únicamente señala en la página 122 de su Informe 2000-2004 que “la significatividad de los resultados (de la prueba oral) es más limitada (que el resto de los datos)”
5. Lo que puede dar una cierta validez a los resultados de la prueba oral es la alta correlación que se da entre los resultados del alumnado con y sin prueba oral, tal y como se explica en el Informe B2. Por lo tanto, es una tergiversación completa afirmar, como se hace en su información, “que sólo un modesto 11% de los escolares de la línea D supera el examen oral”, como también lo es afirmar que el alumnado que no ha hecho la prueba oral no ha superado el nivel B2.
Finalmente, queremos hacer constar como técnicos del Instituto Vasco de Evaluación dos reflexiones: por un lado, creemos que muchos de los errores de su información se hubiesen podido solucionar si previamente se hubiese preguntado o se hubiese leído el Informe, en vez de aceptar sin contrastar una información plagada de errores y datos tergiversados; y por otro lado, como institución pública aceptamos que podemos y debemos ser criticados cuando cometemos errores, pero no creemos que pueda descalificarse nuestro trabajo sin datos y lanzando la sospecha de que como técnicos de evaluación nos dejamos manipular o sesgamos los resultados, algo que nunca podríamos aceptar y que nunca ha ocurrido.
Los responsables técnicos de la elaboración del Informe B2 del ISEI-IVEI:
- Francisco Luna Arcos.
- Eduardo Ubieta Muñuzuri.
- Arrate Egaña Giménez
- Trinidad Rubio Carcedo.
- Cristina Elorza Ibañez de Gauna.
- Alfonso Caño Reyero.
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